La sobrina del espía Paesa confirma que Cotino le dio 640.000 € pero niega que Zaplana se beneficiara

La abogada y familiar del "hombre de las mil caras" que engañó a Luis Roldán gestionó las empresas que se usaron para pagar las mordidas por los contratos de las ITV y el plan eólico

La letrada echa un capote a la defensa del exministro: «Nadie me habló de él»

El comisario Villarejo acudió ayer por error a la Ciudad de la Justicia, para declarar a petición de Zaplana, ya que su comparecencia se ha retrasado.

El comisario Villarejo acudió ayer por error a la Ciudad de la Justicia, para declarar a petición de Zaplana, ya que su comparecencia se ha retrasado. / EFE

Como su tío Francisco Paesa, el espía de las mil caras que engañó a Luis Roldán, la abogada Beatriz García Paesa intentó ayer nadar y guardar la ropa en su declaración como testigo ante el tribunal del caso Erial. En resumen, confirmó que Juan Cotino hizo de mula en 2001 al introducir 640.000 euros en Luxemburgo pero alabó a su sobrino, Vicente Cotino, como el cliente «ideal». Y echó varios capotes a Eduardo Zaplana, sin que le preguntaran, y a su asesor fiscal Francisco Grau, para cargar todas las tintas en el testaferro arrepentido de Zaplana, Joaquín Barceló alias «Pachano». Una declaración convenientemente aderezada con oportunas lagunas de memoria. Que para algo es fiduciaria y depende del crédito y la confianza que transmite.       

García Paesa es protagonista en los caso Erial. Es la abogada que recibe el 9 de mayo de 2001 de manos de Juan Cotino, entonces director general de la Policía, los 640.000 mil euros en efectivo trasladados de forma ilegal a Luxemburgo. El tope del dinero para viajar en aquel momento eran 10.000 euros. Un dinero que se utilizó para constituir las dos sociedades que se usaran para pagar y cobrar las comisiones por los contratos de las ITV y el Plan eólico: Imison International y Fénix Investments, como han reconocido los empresarios Vicente y José Cotino. 

La abogada admitió que fue Juan Cotino quien le entregó 640.000 euros «en efectivo» en 2001 para crear dos sociedades. Sin preguntas incómodas. «En ese momento no se indagaba en el origen del dinero. Vicente Cotino ya trabajaba con un banco de aquí y los bancos no hacían más preguntas de las necesarias, sabiendo quién era el cliente y que el dinero había salido legalmente de España. Desde entonces ha cambiado mucho la legislación», explicó la fiduciaria luxemburguesa. 

Para García Paesa, Vicente Cotino era «el cliente ideal, una perla» porque iba a Luxemburgo una o dos veces al año para la aprobación de cuentas o reuniones con el banco. Para detalles menores García Paesa ya se coordinaba por teléfono con el director financiero de Sedesa. Como los préstamos o la compra de acciones entre mercantiles de los Cotino que permiten engrosar la cuenta corriente de las empresas luxemburguesas. Hasta 2005 cuando cambian de accionistas. Imison International pasa a estar controlada por el amigo de Zaplana, Joaquín Barceló bajo las directrices fiscales del asesor de ambos, Francisco Grau. Y Fénix Investments pasa a estar gestionada por Juan Francisco García Gómez, jefe de gabinete del expresidente de la Generalitat. «¿A partir de ese momento Cotino no tiene nada que ver con esas empresas?», se interesó el abogado de Vicente Cotino, Vicente Grima. «No, por desgracia nunca más», respondió García Paesa. La abogada solo recordaba haber hablado con Vicente Cotino y García Gómez en Luxemburgo. A pesar de que Barceló declaró haber viajado al Gran Ducado en el avión de los Cotino.

Con este esquema se mantienen ambas empresas hasta 2009 «cuando [Fernando] Belhot entra en escena y [Francisco] Grau deja de tomar decisiones» sobre Imison International. A pesar de que se lo preguntó hasta el presidente del tribunal, Beatriz García Paesa no quiso desvelar quién le comunica que el abogado uruguayo pasa a controlar Imison. «No me acuerdo de quién me dio el contacto de Belhot», se enrocó la fiduciaria. Un gestor de inversiones al que ella ya conocía pero que «nunca me dijo quién era el titular de esas participaciones ni de ese dinero». 

Aunque la mascletà, la verdadera razón para lo que parecía haber comparecido García Paesa desde Luxemburgo, llegó con las respuestas a Daniel Campos, abogado del exministro de Trabajo. «Yo al señor Zaplana no lo conozco. Nadie me habló de él. Para mí, forma parte del mundo político español, pero no tengo ni idea. Su nombre nunca fue mencionado jamás por ningún interviniente. Y jamás le dije a Belhot que los fondos [de Imison] eran de ». «Belhot -añadió- para mí actuaba como si fuera socio de la sociedad. Jamás me dijo el propietario real de las participaciones. Jamás», concluyó echando un capote a la defensa de Zaplana.

Las defensas se estrellan durante cuatro horas contra el muro de la UCO

Las comparecencias de los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil se han prolongado durante tres días para que la Fiscalía Anticorrupción amarrara los indicios recabados en el caso Erial. Y para que las defensas intentaran buscar una rendija para diluir la acusación. A la caza de cualquier contradicción. 

Pero ayer se estrellaron contra el muro de los tres agentes de la UCO que dirigieron la investigación. Durante cuatro horas (desde el mediodía hasta las 16.20 horas) los tres guardias civiles respondieron a las preguntas de las defensas de siete acusados. Al detalle. Sin titubear y, para desesperación de las defensas, con detalles milimétricos. Para concluir siempre en el mismo esquema: «Eduardo Zaplana da la orden. Francisco Grau confecciona el papel. Mitsouko Henríquez se encarga de la intendencia. Joaquín Barceló lo firma y se lo remite a Mitsouko». «Todas las operaciones las acabamos vinculando con Eduardo Zaplana. El dinero, las sociedades, las decisiones...», respondieron al abogado de Zaplana, Daniel Campos, exfiscal Anticorrupción que estuvo a punto de perder la paciencia. «¿Me deja terminar la pregunta?», inquirió en varias ocasiones al máximo responsable de la UCOen el caso Erial, que lo sepultaba en cada respuesta con datos del sumario. «Veo que ha habido muchos flecos que ustedes no han seguido», llegó a espetar el letrado al agente de la UCO. Una de las abogadas de Mondedéu llegó a implorar, por el cansancio y ante la avalancha de datos que le caía encima, que le dijera sólo si habían comprobado los acompañantes de Zaplana en vuelos a Génova o Marraquech pagados por el empresario.

Suscríbete para seguir leyendo